Cuánto tiempo ha esperado Lewis Hamilton por este momento: 945 días desde su última victoria, en Arabia Saudita en 2021. Esa fue la carrera antes de que su carrera y vida cambiaran para siempre, con un título mundial perdido ante Max Verstappen en Abu Dhabi.

Ese día, todo lo que podía salir mal, salió mal, de manera tan dramática y desgarradora para un piloto que temía, en sus momentos más oscuros, que sus mejores días habían quedado atrás.

“Honestamente, cuando regresé en 2022, pensé que lo había superado, y sé que no lo estaba”, admitió. “Ha llevado mucho tiempo sanar ese tipo de sentimiento. Eso es natural para cualquiera que tenga esa experiencia”.

El domingo, en un emocionante Gran Premio de Gran Bretaña, todo encajó. Su compañero de equipo en Mercedes, George Russell, quien había logrado la pole position, se retiró con un problema de enfriamiento de agua. McLaren y Lando Norris se equivocaron en las decisiones estratégicas en el momento crucial y, en el resultado más extraño de todos, Red Bull simplemente no fue lo suficientemente rápido.

Parte de esa deficiencia de velocidad fue recuperada por la cabeza fría de Verstappen y una elección correcta de neumáticos. Esta vez, con el piloto de Red Bull acercándose a medida que pasaban las vueltas, Hamilton se mantuvo firme, cuidando sus neumáticos blandos con el deseo absoluto de un hombre desesperado por lograr su victoria número 104.

Mientras agradecía al equipo al cruzar la línea de meta, no pudo contener las lágrimas. Continuaron fluyendo mientras abrazaba a su padre, un momento sin palabras de felicidad que encapsulaba el viaje de montaña rusa que han vivido en los últimos meses y años, y luego a su madre.

La Fórmula 1 no es un deporte en el que se pueda llevar impulso de un año anterior. Las regulaciones cambiaron en 2022, y Red Bull conquistó mientras Mercedes se debilitaba.

Por 56 días de carrera, Hamilton se ha despertado y ha visto a otro hombre ganar. Cuando eres un ganador en serie, un campeón del mundo siete veces, esa no es una situación aceptable.

“No puedo dejar de llorar”, dijo Hamilton. “Ha sido desde 2021, todos los días, levantarme, luchar, entrenar, concentrarme en la tarea y trabajar lo más duro que puedo.

“Tienes que seguir cavando profundo incluso cuando sientes que estás en el fondo del barril. Definitivamente ha habido días entre 2021 y hoy, donde no me sentía lo suficientemente bueno o si iba a volver a donde estoy hoy”.

Incluso después de mejoras significativas y encomiables de aquellos que trabajan arduamente en la fábrica de Brackley, Hamilton sabía que necesitaba lluvia. Silverstone se lo proporcionó, como suele hacerlo. Esta fue su novena victoria en este circuito, la mayor cantidad de cualquier piloto en un solo lugar.

Esta fue su última carrera del Gran Premio de Gran Bretaña con los colores de las flechas plateadas, pero le espera otra en el rojo de Ferrari, el sueño de su infancia, la próxima temporada. Durante semanas e incluso meses de este año, esto ha parecido una despedida prolongada, ligeramente incómoda, a veces superada por su compañero de equipo, cada pregunta sobre Ferrari solo aumentando su irritación. Mientras cruzaba la línea frente a los fans adoradores, todo valió la pena. “Es como un cuento de hadas aquí en Silverstone”, dijo Toto Wolff, el director del equipo Mercedes.

Tres pilotos británicos se habían clasificado en las tres primeras posiciones por primera vez en una carrera en casa desde 1962, con Verstappen, cuarto en su Red Bull, intentando arruinar la fiesta.

Sus esperanzas de pole se arruinaron después de que se saliera en la grava en Copse en la clasificación. Su piso fue reemplazado durante la noche, y logró adelantar al primero de los británicos, Norris, en el primer sector.

Pierre Gasly se vio obligado a retirar su Alpine debido a un problema en la caja de cambios en la vuelta de formación, pero el resto del campo salió ileso de los momentos iniciales, a pesar de que la salida de pista de Nico Hulkenberg causó un efecto dominó y dañó a Alex Albon.

Mercedes esperaba ser ligeramente más lento que Norris y Verstappen en condiciones de seco, pero a medida que se desarrollaban las primeras vueltas, Russell y Hamilton mantuvieron su ventaja.

Esta era una carrera, en el verano británico, que siempre se preveía que sería determinada por la lluvia. En la vuelta 15, se levantaron los paraguas y se usaron los ponchos mientras caía la lluvia.

Los McLarens cobraron vida, con más carga aerodinámica en las condiciones, y Norris pasó fácilmente a Verstappen en Stowe. Eso no podría haber sido una secuencia de eventos más diferente que la colisión entre los dos pilotos en Austria la semana anterior, cuando se consideró que Verstappen era predominantemente culpable.

A medida que la lluvia aumentaba, Oscar Piastri en el segundo McLaren también pasó a Verstappen, mientras Hamilton tomaba la delantera de Russell. Hamilton había esperado que esta carrera tuviera lluvia, con su experiencia y habilidad destacando en estas condiciones al atreverse a tomar las líneas más aventuradas.

Ambos coches de Mercedes se salieron de pista cuando el agarre desapareció, permitiendo a Norris pasar a Russell antes de tomar la delantera de la carrera a Hamilton una vuelta después. Una carrera puede ganarse o perderse en la decisión de cambiar a neumáticos intermedios, y Sergio Pérez y Charles Leclerc, fuera de posición, apostaron por entrar temprano.

Se le ofreció a Hamilton la misma opción, pero le dijo a sus ingenieros que la pista estaba demasiado seca, y tuvo razón cuando pasó la primera lluvia. Un par de vueltas más tarde, la lluvia más intensa llegó a la pista, y Verstappen le dijo a su equipo que lo hicieran entrar.

Eso lo volvió a meter en la pelea por el liderato, pero Norris y Hamilton (en una parada doble con Russell) entraron a boxes una vuelta después. La decisión de McLaren de dejar a Piastri fuera arruinó su carrera, dejándolo en sexto lugar.

Se le dijo a Russell que retirara el coche debido a un presunto problema en el sistema de agua, poniendo fin a sus esperanzas de convertirse en el primer piloto que no es Verstappen en ganar carreras consecutivas desde 2021. Estaba “destrozado”, pero se quedó en el área de medios después de sus entrevistas viendo la televisión hasta que estuvo seguro de que Hamilton había asegurado la victoria.

El cambio de nuevo a los neumáticos secos llevó a otro error de McLaren, con Norris teniendo una parada lenta de 4.5 segundos después de entrar una vuelta después. Ese error le devolvió la delantera a Hamilton.

“Lo echamos a perder en la última parada”, dijo Norris. “No creo que haya sido [solo] una vuelta… incluso si hubiera entrado en la vuelta perfecta, nuestra decisión de ir con los blandos fue la equivocada. Lewis habría ganado de todos modos. Dos decisiones de nuestro lado nos costaron todo hoy”.

Andrea Stella, el director del equipo McLaren, admitió que su toma de decisiones en escenarios de presión estaba “en construcción” en comparación con la de Mercedes y Red Bull.

Después de que le informaran que Norris estaba detrás de él con los mismos neumáticos, Hamilton respondió “déjame hacerlo, amigo”, a Peter “Bono” Bonnington. Su ingeniero de carrera sabía que su piloto estaba en camino hacia la victoria.

Pero esta fue una pelea a tres bandas. Verstappen estaba con neumáticos duros que tenían más durabilidad, mientras que los británicos delante de él estaban con los blandos.

Norris era el obstáculo entre Verstappen y Hamilton y, a cuatro vueltas del final, Verstappen condujo por el exterior en la Recta de Hangar, preparando un enfrentamiento entre él y Hamilton.

“Al principio no pude seguir el ritmo”, dijo Verstappen. “En un momento estaba mirando el P5 y pensando que iba a ser una tarde larga. Realmente maximizamos este resultado, estoy feliz de terminar segundo”.

Pero este fue el día de Hamilton, cruzando la bandera a cuadros en la Recta de Hamilton.